Literalmente, headhunter es un término inglés que significa cazador de cabezas. La palabra se usaba hace más dos siglos para definir a las personas que recolectaban los cráneos de sus enemigos como si fueran trofeos. Desde 1960 aproximadamente, el término headhunter se relaciona con los cazatalentos. De hecho, según la RAE, se trata de la «persona dedicada a buscar individuos idóneos para ser contratados por empresas necesitadas de ellos».
Hoy los headhunters somos reclutadores que podemos teletrabajar en pijama. Cómo ha cambiado el cuento, ¿eh?
Bueno, los headhunters podemos ser freelance o tener estructura empresarial y tratamos de localizar a candidatos para cubrir vacantes en empresas. Ponemos el foco en la búsqueda de talento, tanto junior como con experiencia y/o unas habilidades muy concretas que demandan nuestros clientes. Aunque en teoría las vacantes laborales que cubrimos los headhunters son para puestos de mandos intermedios, managers y perfiles directivos (y por eso a la práctica del headhunting se le conoce también como executive search), en la práctica somos recruiters y nos dedicamos a hacer procesos de selección para las compañías sin distinción entre perfiles con un salario más alto o más bajo, salvo casos muy puntuales.